"La captación es la clave de cualquier proyecto de fútbol" Daniel Brizuela, Director de Captación de River Plate, detalló los pormenores del trabajo que el área realiza día a día en el Club.

  • Compartir

Por: Rubén Sagarzazu


“El talento es invisible al ojo no entrenado“. Esa es la frase de cabecera que tiene Daniel Brizuela, Director de Captación de River Plate. Y agrega: “Porque es un ejercicio del ojo, de trabajar y trabajar sobre esas situaciones, que son los que nos pueden dar esas herramientas para poder ver lo invisible “. Así define la función más importante que tiene el fútbol moderno.

Es que la captación de talentos es la base del presente para conformar los equipos del mañana. En una extensa y rica charla, Brizuela nos revela detalles desconocidos sobre cómo se captan los talentos de River, cómo se los prepara y qué condiciones deben tener. Y resalta un trabajo invisible que se hace fuera de la cancha, que es vital para la formación de los futuros jugadores de la Primera División y también para que puedan defenderse en la vida, por si no les toca llegar.

¿Por qué la captación es lo más importante que se viene en el fútbol moderno y más para el futuro?
Para mí la clave de cualquier proyecto de fútbol y el corazón es la captación. Porque hoy no es más como en el pasado, donde los jugadores venían solos. Hay que salir a buscarlos permanentemente, no se puede frenar ni un año, ni un mes, ni un día. Recorremos el país de punta a punta todo el año. Ya este es el cuarto año en que realizamos el proceso de captación. Así hay que mantenerlo, para que River pueda tener esos futbolistas con el adn distinto que tuvo durante toda su historia.

¿Cómo es el proceso de captación y qué tiene que tener un chico para ser jugador de River?
Nos regimos por ese adn que te mencionaba antes. Vemos lo que es la genética, la técnica individual, el juego en el uno contra uno y la velocidad. El jugador acá debe pasar básicamente por tres filtros: primero lo probamos en origen, el captador elige a ese futbolista; de ahí pasa a una prueba final en la provincia en la que se realiza la captación. Si pasa el filtro final, viene a River. Y acá debe pasar el tercer filtro para ser jugador del club.

¿Qué es lo que buscan con eso?
Buscamos que el jugador tenga un mínimo desarraigo, de 200 0 300 kilómetros. Por eso lo llevamos a una prueba dónde no están sus afectos y vemos si trabaja como lo hizo en su lugar de origen. Si pasa ese desafío, lo traemos a River. Y si acá hace lo mismo, ya es jugador de la institución. Hacemos eso porque en su ciudad es un crack. Lo vemos, lo sacamos de ese entorno donde están los amiguitos y sus afectos. Y cuando eso no lo tiene, mira para todos lados y te das cuenta que no posee equilibrio emocional. Hacemos eso para evitar de traerlo hasta acá, para no crear falsas expectativas. Pensando que es un niño. Si vemos que está a la altura de un escudo tan grande como el de River y de una camiseta tan pesada. Lo fichamos.

Es un proceso que lleva su tiempo y dedicación.
Hay que tener mucha paciencia. Porque algunos tienen desarrollos tardíos. Por eso lo vamos llevando de a poquito, con todos los profesionales que tiene River. Y una vez que logra eso, sólo se va llevando.

¿Cómo es la logística para ir en busca de esos talentos?
Tenemos en el área de captación muchos profesionales trabajando. Esto es importante destacarlo, Rodolfo D’Onofrio es el que más claridad tiene y sostiene todo esto. La idea de la captación depende de que el presidente y la dirigencia puedan confiar en el trabajo que hacemos. Nosotros tenemos un proyecto y nos alineamos. Por suerte tenemos ese respaldo. Recorremos todo el país, de punta a punta. A veces estamos en el sur, norte, este y oeste al mismo tiempo. Tenemos giras paralelas. Es enorme el trabajo que se hace en infantiles y preparatorias. Todo esto es muy costoso, pero veo que el resultado es positivo. Los futbolistas que hoy tiene River los vamos a disfrutar. Hoy recuperamos el sentido de pertenencia desde la Primera División hasta la categoría 2014, que es la más chica, todos caminamos de la misma manera.

¿Cómo dividen esa logística?
Dividimos el país de acuerdo a las temperaturas. En las épocas de verano trabajamos en la zona sur del país y en el invierno nos vamos para el norte. En esta época andamos por Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Córdoba y Tucumán. Y en el verano con épocas de mucho calor vamos al sur. A principios de año hacemos una planificación anual y con nuestra base de datos que es enorme, ya saben cada año que vamos a ir en determinado momento.

¿Y cómo es en el conurbano bonaerense?
Asistimos permanentemente a los torneos de preinfantiles, los fines de semana, en baby fútbol y en las distintas ligas que hay. No existe el descanso, ni feriados ni nada. Acá en Buenos Aires hay mucha competencia, porque es muy grande y el trabajo no termina nunca.

¿Hoy un chico de 10 años debe entrenarse y jugar casi como un profesional?
En realidad las edades del fútbol han bajado de manera alarmante. Hoy un chico de 10 años, parece un futbolista profesional. Porque algunos tienen representante y les pagan por ir a jugar al baby fútbol. Y todo se desnaturaliza, porque no dejan de ser niños. Acá les inculcamos el hecho de que jueguen, se diviertan, crezcan sanamente. Con el objetivo de poder cumplir el día de mañana su sueño y si no sucede, se formen como seres humanos para ser alguien en la vida.

¿Cómo es el trabajo en las preparatorias?
En River con un gran trabajo de todos los entrenadores de captación y formación, tenemos conformados los planteles de los chicos de las categorías 2010 a 2014. Vos los ves jugar y decís parece un equipo profesional, por la jerarquía que tienen los futbolistas. Y con eso hay un futuro enorme. Siempre sin perder de vista que son niños y hay que dejarlos crecer y no presionarlos. River tiene que contenerlos con el paso de los años, para que ellos se vayan desarrollando a la altura de este proyecto.

¿Hablan con los padres para indicarles como es el mundo River?
Sí, totalmente. Por eso hablo de la claridad que tiene el proyecto de River desde la dirigencia hacia abajo. Charlamos con los padres, para que el chico se forme como tiene que ser. Tienen reuniones con los psicólogos, los formadores y los técnicos. Nos ocupamos de ellos de punta a punta. Nosotros decimos que River es nafta de avión permanentemente. Acá tenés que estar con los chicos 24 horas todos los días.

¿Es más el trabajo con los chicos de acá de Buenos Aires?
Sí, porque la familia de los muchos chicos que tenemos son de bajos recursos. Los ayudamos en todo. Acá no dejamos faltarle nada. Después de cada entrenamiento tienen la comida y la colación, para que estén debidamente alimentados. Y también se les da un viático para que puedan venir a entrenar.

Por eso es muy importante el trabajo que hacen fuera de la cancha.
Y sí. Porque repercute en las familias. Ellos vienen un rato a River nada más y después tienen que volver al día a día, a su realidad. Con la problemática que hay. El futbolista argentino siempre tiene ese plus, porque donde nos criamos, la adversidad está siempre presente y hay que luchar permanentemente. A los chicos los ayudamos de punta a punta en todo. Y les decimos, que primeros somos seres humanos. Por eso el fútbol es para un momento no para toda la vida. Es primordial que tengan sus estudios que le van a servir para defenderse siempre.

¿En lo futbolístico específicamente en qué haces foco?
Nosotros detectamos y captamos a un futbolista. Cuando ya queda en River, alimentamos esa línea de sucesión. La que marca el proyecto. Hoy estamos trabajando en algunos puestos, que históricamente River tuvo que salir a buscar afuera. Vas al fútbol de infantiles y por mencionarte un puesto. River tiene cuatro laterales izquierdos de la categoría 2006 a la 2009 , que son potencialmente uno mejor que otro. Nosotros captamos al jugador con la característica y adn de river. Luego, los entrenadores, coordinadores, psicólogos y educadores lo van formando en el día a día.

¿Y esta formación va más allá del fútbol?
Nosotros trabajamos con los valores de la vida. Los ayudamos para que estudien y estén preparados para la vida. Después el fútbol te acomoda. Yo fui futbolista y era hincha de River, soñaba con jugar acá. El tiempo después pone todo en su lugar. Yo les digo a los chicos que River es una universidad. Y que tienen que aprovechar la beca de lo que es estar acá. Y sacarle el mayor jugo y después recibirse, que es ser jugador profesional. O a lo mejor te toca estar en otro club. Lo importante es entregar todo y no guardarse nada.

¿Cómo llevan el control y evolución de cada chico?
Nosotros tenemos una planilla que alimenta la línea de sucesión para nutrir al primer equipo. Y desde cada categoría hasta la más chiquita, sabemos que es lo que ya tenemos y cuáles son los faltantes. No es sencillo cubrir todos los puestos, es una labor ardua que hay que realizar durante años para que puedan estar cubiertas todas las necesidades. Además existe mucha competencia, con los clubes de acá, hay proyectos de empresarios y los clubes europeos que vienen a buscar jugadores.

¿Qué te sorprendió de Gallardo?
Me sorprendió que previo a la final contra Paranaense nos encontramos en Ezeiza. Y cuando empezamos a hablar me preguntó por un chico categoría 2007. No es normal que alguien se preocupe por todo cuando está por jugar una final. Ve todo y sabe todo. Tiene una capacidad gigante para trabajar, pero lo mejor es su sabiduría para armar cualquier cosa dentro del fútbol. Está tocado por la varita mágica.

¿Los chicos e infantiles cuántas veces entrenan por semana?
Trabajamos de martes a viernes y súmale a esto que los sábados juegan al baby fútbol y el domingo tiene la competencia de AFA. El lunes es el único día que tiene libre. Por eso te decía que son casi profesionales.

¿Cuántos jugadores prueban por año?
Cerca de 70 mil jugadores vemos anualmente. Quedan muy poquitos, alrededor de 60 o 70. Eso te da la magnitud delo difícil que es llegar a jugar en River.

¿Por qué no hay jugadores distintos?
Yo discrepo en que no existen jugadores distintos. Creo que los jugadores están. Hoy la época es otra. Hay una vida diferente a la nuestra, que era estar todo el día en el potrero con una pelota. Ahora terminan de entrenar en River y después se van jugar a los video juegos Yo digo igual que los Ortega, Aimar, Gallardo y Saviola, están en las inferiores de River. Hay muchos chicos que tienen un talento superior que tienen que desarrollarlo.

¿Qué sentís a nivel personal?
Vengo de una familia muy humilde. Soy de Santa de Punilla, al lado de Cosquín, Córdoba. A veces en casa faltaba para comer, pero sobraba amor. Eso fue lo que mis viejos me dejaron e inculcaron. Haber llegado a River, para mí fue el sueño de mi vida. Soy un agradecido a mi viejo, el Chueco, que me hizo hincha fanático de River. ¿Cómo me gustaría que me recuerden cuando me vaya de acá? Que di el ciento por ciento en mi trabajo y que en el área de captación pueda dejar futbolistas con el ADN del mejor club de la Argentina, qué es lo que siempre disfruté como hincha.

¿Cómo nació esto de dedicarte a la captación?
El que me hace ver esto de la captación es Gustavo Grossi, que es como mi hermano. Yo estaba trabajando como director técnico en Ecuador, cuando me llamó y me dijo si quería venir a trabajar acá a la Argentina. Más precisamente a Racing, donde, él iba a ser el Director Deportivo. Ya habíamos trabajado juntos en México y Deportivo Merlo. Ahí me enseñó a ver lo que no se ve en el fútbol. Lo que nosotros llamamos “ver lo invisible“. Y así encontré la vocación que yo no conocía. Me metí de lleno y es lo que vengo haciendo acá en River hace 4 años. Quiero agradecer especialmente a todos los integrantes del área de captación de River ya que los captadores son el alma y motor de esta área. Sin ellos, el éxito del trabajo realizado no hubiera sido posible.