Pellegrino: "El jugador de River tiene el ADN de la habilidad y la técnica" El entrenador de la Novena División habló con el Sitio Oficial y se refirió a la actualidad de sus dirigidos, cómo influyó la pandemia y cuáles son los planes a futuro.

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Por: Rubén Sagarzazu


Como todo River, está pendiente todo el tiempo durante esta pandemia para que a los chicos no les falte nada, tengan contención y protección. En este caso, Martín Pellegrino (director técnico de la Novena División) y todos sus colaboradores están las 24 horas al servicio de los chicos en este difícil momento. En el inicio de la charla, cuenta detalladamente cómo llevan a cabo esta tarea: "Cuando esta pandemia comenzó en el mundo y acá llegaban las primeras noticias, nuestro médico nos empezó a decir de qué se trataba y nos hizo implementar las primeras medidas sanitarias: lavarse constantemente las manos y saludarse con los codos. Nadie pensaba que esto iba a tener esa magnitud. Tuvimos que suspender los entrenamientos y por suerte pudimos enviar a sus hogares a todos los chicos que estaban en Casa River, antes de que todo se cerrara y empiece el aislamiento, para que pudieran estar con sus familias".

¿Cuáles fueron las primeras medidas que tomaron?
Empezamos a trabajar por medio de la tecnología y así pudimos recuperar el vínculo que teníamos con los chicos y saber de su situación familiar y social. Creímos que iba a ser por un corto tiempo, pero cuando vimos que era para largo empezamos a trabajar en equipo con los preparadores físicos, médicos, psicólogos y nutricionistas. No sólo para implementar el entrenamiento a distancia, sino para ver la problemática de cada chico en sus hogares. En la Novena tenemos 33 chicos, cada uno con una situación social y familiar distinta. En todos los casos los ayudamos y sobre todo les dimos contención humana. Y junto con los directivos estamos permanentemente presentes en el más mínimo detalle. En eso, River fue pionero y se adelantó a todo lo que vino. Cada día hay que poner más voluntad, porque hay incertidumbre y no se sabe cuándo se vuelve. Pero gracias al trabajo que realizamos en equipo podemos resolver todas las situaciones que se presentan. Y así seguiremos hasta que esto vuelva a la normalidad.

¿Cómo viven los chicos todo eso?
Son chicos de 14 años, que sufrieron todo esto y más porque era el cambio de pasar de Infantiles a jugar en federados. Empiezan ya el camino a ser profesionales. Dejan la niñez para convertirse en adolescentes. Empiezan los cambios sociales, culturales y psicológicos. Y en lo futbolístico, comienzan a entender el juego desde lo colectivo, dejando de lado lo individual. Y nosotros los entendemos mucho, porque el jugador de River tiene el ADN de la habilidad y la técnica. Y por manejar la pelota y no querer largarla, pero ellos mismos se dan cuenta de la importancia de jugar en equipo. Por lo que sucede, estamos entrenándonos mediante una plataforma digital. No es lo mismo que trabajar en el campo de juego, pero se pueden enseñar muy bien los conceptos.

¿En qué hacen hincapié?
En que tienen que ser inteligentes para jugar. Para eso les damos charlas tácticas y les mostramos videos. Además, trabajamos por los sectores que ocupan en la cancha. Y fueron muy útiles las charlas que nos dieron los jugadores de Primera División, explicándonos su función, puesto por puesto. Javier Pinola nos dio una clase magistral de cómo juegan los defensores. Y a los chicos les llegó más, porque es su ídolo quien les enseñó los secretos del puesto. Nacho Fernández les habló a los volantes, Borré hizo lo mismo con los delanteros. Sobre cómo se mueven y también el sacrificio que hay que hacer para recuperar la pelota. Les generó un progreso y una evolución que fue muy positiva. Estamos seguros de que los chicos van a mostrar un gran aprendizaje y que les va a servir mucho en el futuro. Y que Jorge Gordillo los reciba en la Octava División lo más formados posibles.

¿Cómo es la idea que baja Gallardo?
Es primordial utilizar la idea de juego que pretende Gallardo: es que juguemos como la Primera, que es siempre buscar el arco rival, que los jugadores piensen siempre en atacar. Que los volantes sean verticales todo el tiempo y los delanteros, además de ser rápidos y habilidosos, sean los primeros defensores a la hora de recuperar la pelota. Jugar con un enganche, que se destaque por su habilidad y meter asistencias. Que también sepa ocupar espacios defensivos. Que los volantes se desdoblen en defensa y en ataque. Un volante central, característico de River, que se banque solo la mitad de la cancha, como Enzo Pérez o Ponzio, que es el que aguanta a todos los volantes cuando van para adelante. Y es el equilibrio con la defensa. Los defensores tienen que saber jugar mano a mano. No tener miedo de achicar hasta la mitad de la cancha para hacer al equipo corto. Los centrales tienen que saber cuándo achicar o retroceder. Un arquero con confianza, que no tenga miedo que la defensa achique y él juegue en forma adelantada. Que salga a descolgar los centros. Laterales que pasen siempre al ataque y sepan resolver jugadas ofensivas. Al jugar sin extremos, saber terminar la jugada por afuera, lastimar y entender el juego, ganar en el uno contra uno y meter un pase gol y tirar centros que duelan. Es una idea de juego muy ambiciosa y lo que requiere River. Las famosas tres G: ganar, gustar y golear. Gallardo la implementa a la perfección en la Primera y los chicos, al verla, se identifican y enganchan enseguida con esta propuesta.

¿Cómo es el cambio de Infantiles a Amateur?
Es sustancial. En Infantiles, los chicos que tienen un físico prominente y mucha velocidad le sacan una diferencia al resto. Y cuando llegan a Novena o las categorías superiores eso se va equiparando. Y si no, empiezan a comprender el juego, tienen dificultades para sacarse al hombre de encima, que en Infantiles era muy fácil. Ya en Novena División eso se nivela, porque todos los equipos comienzan a trabajar en lo táctico. Los rivales crecen físicamente y empiezan a trabajar en la marca del rival. Y a River, por lo general no le salen a jugar de igual a igual. Se meten atrás y hay muy poco espacio para romper líneas y nos juegan de contraataque. Entonces, con el profesor Ernesto Oriolo y el otro técnico, Pablo Fernández, empezamos a trabajar para que entiendan el juego desde lo colectivo. Se entrenan de lunes a viernes, el sábado compiten por la AFA y el domingo juegan en la Liga. Así, ningún chico deja de competir y jugar. En la parte física comienzan a trabajar en resistencia y velocidad. Van al gimnasio. Empiezan a saber lo que es ser un atleta y comportarse como un profesional. Todo esto lleva una adaptación, sobre todo en el arranque de la pretemporada. Y en cuanto a lo futbolístico, empezamos a trabajar en lo que es pases y recepción, desmarques y triangulaciones. Son cosas que llevan su tiempo y proceso. Los jugadores de River demuestran que además de habilidad son inteligentes para jugar. Siempre tenemos los mejores resultados y evoluciones con los chicos, porque captan muy rápido lo que nosotros les enseñamos. Lo fundamental es que todos los trabajos los hacemos con pelota y con un fundamento que tiene que ver con lo que sucede en el partido, ya sea en lo táctico como en lo físico.

¿Cómo es el ida y vuelta con Gallardo y cómo lo ves en el rol de técnico?
Nosotros estamos en permanente contacto con Gallardo y todo su cuerpo técnico, una vez por mes nos reunimos y hacemos charlas entre todos los técnicos. A veces en forma grupal y otras, individual. Nos pregunta cómo estamos, nos cuenta lo que él piensa sobre su idea y qué pensamos nosotros. Está informado de todo, sabe de la categoría, conoce a todos los jugadores. Cuando a nosotros nos toca jugar de local, muchas veces viene a mirar los partidos. Es algo muy bueno, porque los chicos lo toman cómo una motivación extra. Que el técnico de Primera esté observando una Novena División y sepa los nombres de los jugadores es algo extraordinario. Eso a nosotros nos potencia. Al estar Gallardo, jugamos con un plus. Y como entrenador es incomparable. Y hay que destacar la humildad que tiene. Nosotros tenemos la suerte de estar en el Club y saber las cosas que pasan y las enseñanzas que nos deja Marcelo en ese día a día. Nos da lecciones y capacitaciones permanentemente de cómo tiene que actuar y comportarse un técnico. Él, que logró y ganó todo, es el primero en estar para trabajar y cumplir los horarios. Para ver si uno necesita algo. Para los técnicos que venimos de abajo es un adelantado. Se preocupa por una idea, aparte de lo que conlleva dirigir a la Primera de River. Él está detrás de un proyecto de Inferiores, es una clase de técnico que aparece de vez en cuando, como en el fútbol aparecieron Messi y Maradona.

¿Cómo trabajan el llamado entrenamiento invisible?
Tenemos un equipo que está en todos los detalles. El cuerpo técnico, el psicólogo y la nutricionista. Tratamos de hacerles entender que la herramienta de trabajo es su cuerpo y cuanto mejor lo cuiden, más van a rendir. Tienen que alimentarse bien y con el psicólogo hablan de concientizarse, de lo que es ser un jugador de fútbol profesional. Y que para eso deben ser profesionales las 24 horas del día, no sólo cuando se entrenan. Ellos tienen que cuidar la imagen: cómo manejarse en las redes sociales, en la escuela, porque siempre siguen siendo jugadores de River. Están representando al Club en todo momento y en donde estén. Ernesto Oriolo les hace hincapié que cuando estén en sus casas hagan el entrenamiento invisible. Alimentarse bien, descansar lo suficiente. Acostarse antes de las 11 de la noche y dormir hasta las ocho o nueve de la mañana. Porque a esta edad crecen cuando están durmiendo. La concientización es producto del trabajo en equipo y de la comprensión de los chicos. En el verano también tienen su rutina. Ellos deben saber que si quieren llegar a la Primera División deben convertirse en atletas y cuidarse siempre.

Por último, Pellegrino hizo un repaso de su carrera como entrenador: “Empecé en las Divisiones Inferiores de la UAI Urquiza. Y ahí surgió la posibilidad de dirigir a San Martín de Burzaco. Fui como ayudante de campo de Cristian Ferlauto (fuimos compañeros ahí), tuvimos la suerte de ascenderlo a la Primera C. Después, él se fue a Bolivia y yo me quedé dirigiendo a la Primera y también fui coordinador de las Juveniles. Después estuve en Deportivo Paraguayo. La posibilidad de llegar a River se dio porque me encontré con Gabriel Rodríguez (fui jugador de él) en un partido entre los juveniles de River y San Martín de Burzaco. Ahí me dijo que, si algún día existía la posibilidad, me iba a llevar a River. Por suerte, esa oportunidad salió y empecé a dirigir a la categoría 2004 como ayudante de campo de Javier Alonso, quien me ayudó en todo momento. Es una gran persona y lo considero un amigo. El año pasado salimos campeones de Novena con la 2005. Un equipo contundente, le ganamos la semifinal a Boca y la final a Estudiantes por 7-1. También ganamos un torneo en Córdoba, la final a Boca y dejamos en el camino a Inter y Gremio de Porto Alegre. Y este año me tocó dirigir a la 2006, porque Javier Alonso se fue a la Sexta División. Miro mucho fútbol, todas las ligas del mundo y el ascenso también. Me informo y nutro de todos los cambios que se van dando en el fútbol. Y también aprendo de todo lo que nos va enseñando y dejando Gallardo con su trabajo en la Primera y el proyecto de Inferiores, que es revolucionario para el fútbol argentino.